martes, 23 de febrero de 2010

El oceano de la vida.


Nadando sin rumbo, sintiendo el frio del agua y el cansancio del cuerpo; los ojos arden y la nada debajo de los pies asusta, pero hay que seguir, juntar fuerzas, flotar y avanzar. La oscuridad reina por ahora pero seguramente, cuando un rayo de sol aparezca en nuestro cielo, veremos que se disipa la niebla y surgen, detras de ella, las figuras, quizas confusas al principio, de nuestros botes salvavidas; alli encontraremos la sonrisa calida y el abrazo tibio que nos reconfortaran cuerpo y alma. Podremos descansar, entonces, tambien nuestros pensamientos, sabiendo que no estamos solos; que la nada y el vacio son generados por nuestra mente y la oscuridad esta alli por que no abrimos los ojos; que basta con confiar en que podemos lograrlo para que el sol salga y su luz aleje los temores, iluminandonos el camino.