Caminando en otra fría pero soleada tarde de invierno, me detengo por unos instantes y miro a mi alrededor, de repente todo me parece demasiado grande, enorme, tan inexplicable como infinito, y me veo allí, siendo solamente un granito de arena, insignificante, mínima, tan pequeña... Analizo mi vida, reflexiono sobre mi, hoy, tan lejos de lo que fui alguna vez; a km de donde crecí; rodeada de personas tan diferentes, buenas pero distintas; viviendo por mi misma con mi pequeña luz de esperanza dependiendo de mi y yo debiendo decidir por ambas; generando cada uno de los mañanas que debo transitar... solo por eso tendría que sentirme fuerte, segura, firme frente a este invierno, y por momentos realmente me siento así; hay días en los que me levanto con la certeza de que de que haré la diferencia y que valdrá la pena y en apenas un par de horas me encuentro culpando a las tazas de café que tome por no hacerme efecto pero en momentos como el de hoy, pese a que al final del día acepte que logre con mas o menos esfuerzo, cumplir con lo que debía, no puedo evitar sentirme pequeña, débil, indefensa, con la necesidad de ser rescatada; queriendo acurrucarme en un abrazo que, en medio de esta inmensidad, me ayude a recuperar la fe en mi. Así transcurren mis días, fluctuantes, con tanto de tan poco y con la necesidad de que llegue el día en el cual encuentre el motivo que me ponga a caminar en linea recta por mi futuro.
**“Cuando hice la foto atardecía, el plano era muy amplio y no vi a la pareja. De hecho hay que fijarse mucho, porque dentro de la inmensidad de la playa negra, a primera vista no se advierte su presencia.
Pensé que el paisaje fotografiado entrañaba un secreto, que ni siquiera la pareja abrazada conocía. Un secreto que probablemente fuera una amenaza para ellos.
La imagen de aquellos dos cuerpos fundidos y aislados impregnaron de misterio mi primer viaje a la isla.” PEDRO ALMODÓVAR
En referencia a la imagen de este post, la cual inspiro al director a escribir "Los abrazos rotos".-
